lunes, 17 de diciembre de 2012

A rienda suelta

                                                                         
 Nubelejos del Mar no es un pueblo corriente. A sus habitantes no les interesan las cuestiones políticas, pero sí los caballos y las carreras. Un día, algo oscuro y amenazador viene a romper tan "hípica" calma.

Jim


A Elena le gusta leer e imaginar aventuras. Al mudarse de casa, le preocupa el cambio de colegio y hacer nuevos amigos. Pero un día conoce a Jim, y con él vivirá todas las aventuras que ha imaginado: en un barco pirata, en el desierto... Pero sobre todo la aventura de la amistad y el amor.



lunes, 3 de diciembre de 2012

Tema 4 cono

Esquema tema 4

Alberto y las palomas mensajeras

Alberto era un niño que quería un móvil en el día de su cumpleaños, pero  sus padres no  se lo querían regalar. Le pidió a su abuelo que les convenciera… pero llegó el día de su cumpleaños y recibió otros regalos: una caña y una tela con su nombre. Esperaba que sus padres y su abuelo le regalasen el móvil, pero para su sorpresa recibió un termo y dos huevos de paloma. El abuelo le explicó que era de paloma mensajera y que cuando crecieran las tendría que cuidar y domesticar. Al principio, la idea no le gustó mucho, pero poco a poco su abuelo le fue convenciendo. Le explicó que al igual que los móviles, estas palomas también mandaban mensajes. Pere, Aina y Alberto vigilaban los huevos de las palomas y se ocupaban de cuidarlos en la incubadora. Un día, el huevo comenzó a moverse y nació un pichón. El otro pichón nació en el palomar. A Alberto le parecían muy feos sus pichones. A veces, Alberto se sigue acordando del móvil y cuando suena alguno se pone un poco mal. Alberto y sus hermanos decidieron hacer una fiesta de bienvenida a los pichones el último domingo de agosto. En esta fiesta se iba a decidir el nombre de los pichones y a hacer una demostración de lo que les habían enseñado. La fiesta se llenó de niños y los nombres que eligieron fueron Rojizo y Cola Blanca. La fiesta estaba llena de regalos para los pichones y casi fue mejor que la fiesta de su cumpleaños. Días después, Rojizo les dio un susto porque no volvía, pero el señor Mate lo encontró y se lo llevó a Alberto. Alberto no se preocupaba mucho, porque llevaba anilla y si se perdía, le ponían avisos. Cuando comenzó al curso, muchos de sus compañeros contaron  en sus redacciones cosas sobre los pichones de Alberto .Alberto, Joan y Clara iban los fines de semana con los pichones, los soltaban en algún pueblo y regresaban a casa. En febrero, llego el señor Mateu  y le propuso soltar a los pichones con sus palomas y empezar a ponerles mensajes. Alberto se quedo en casa porque quería recibir los mensajes. Para su sorpresa, llegaron los dos pichones. Alberto creía que era un milagro. Así que pensó en intentar que sus pichones procrearan y organizarían una red de mensajeros       ¡sería mejor que enviar mensajes a móviles! Decidieron que en primavera emparejarían a los pichones .Cola Blanca tubo dos huevos, y Rojizo tuvo otros dos .El verano se presentaba como al anterior, incubando los nuevos huevos. Los amigos de Alberto querían pedirle a su abuelo que les regalaran huevos de paloma. Le pidieron treinta huevos para empezar con su nueva y divertida afición todos se turnaban para vigilar la incubadora. Además, los chicos se apuntaron a atletismo y a vela. El verano transcurrió  así, todos los amigos estuvieron muy ocupados con los entrenamientos y el cuidado de las palomas. Alberto y Berta ganaron las regatas. Además ya estaban pensando todos en preparar a Cola Blanca y a Rojiza en primavera, para concursar en los sueltas de la federación colombofílica Catalana. Alberto seguía pensando en su regalo y aunque un poco menos, y quien sabe, si ganaban a lo mejor podría comprase el móvil.

Alas de mosca para Angel

 Estrella, una nueva alumna de sexto de primaria, produce ciertas incomodidades debido al cuidado especial que requiere. Pero su reacción ante la noticia de un secuestro conmoverá a sus compañeros de clase, a su familia y a la opinión pública demostrando que, por encima de las diferencias de ideas o capacidades, lo más importante es tener un gran corazón.